Érase una vez… No, así no. En una decisión trascendental… Tampoco, nena. Salí por patas… Para ser de letras, esto lo empiezas fatal. A ver, Natalia, céntrate. He dejado en stand-by mi fascinante y estupendísima vida en Madrid para meditar sobre por qué esa existencia tan guay me parece una mierda hedionda, antes de que acabe asfixiándome por completo. Supongo que una forma cojonuda de entrar en Escocia es estrenando el coche de alquiler contra el piojoso vecino de mis queridos amigos. No lo hice aposta, ¿vale? Aunque si antes del inaccidente hubiera compartido dos palabras con él (o incluso el aire, vaya), le habría pasado por encima con las cuatro ruedas y habría dado marcha atrás para rematarlo. El jodido highlander es un gañán engreído y pretencioso que se cree un regalo de los dioses o algo así. Personalmente, me da náuseas (en serio, me he hecho la prueba de embarazo cuatro veces, por si el imbécil de Roberto podía cagarla en algo más. Pero está claro que mi afección viene del ascazo que me produce el Highglande). El multiverso, mis amigos, un karma muy cabrón, las malditas ovejas y hasta el jodido Jamie Fraser se confabulan para entrecruzar nuestros caminos, a pesar de mis hercúleos esfuerzos por esquivarlo. Y es que Kieran, por sorprendente que resulte, parece empeñado en encontrarme. Maldito highlander, ya te he atropellado. ¿Qué más quieres de mí?
A UN BESO DE PERDERTEA veces para curar tu alma rota solo hacen falta unos besos con sabor a confianza. Lariel nunca imaginó que cuando asistiría a aquella fiesta benéfica en el Waldorf Astoria en CÁLLATE Y BÉSAME, TONTOLlega la segunda entrega de «El club de los seductores». La continuación de la serie romántica histórica que los lectores de Raquel Mingo estaban esperando. Una mujer indomable NO PIENSO MORIRME SIN CATAR A UN HIGHLANDERTengo veintiséis años, dos empleos, y unas amigas muy locas que me animan a regar la hierbabuena ahora que aún soy joven y atraigo al sexo opuesto. Lo que ellas no entienden es NO PUEDO DORMIR CONTIGO, CARIÑOLlega la segunda entrega de la serie «Los peligros de enamorarse de un libertino» con la historia de Helailla y Keylan. Unas inocentes partidas de ajedrez... que se volverán mu PARA HACER CONTIGO LO QUE QUIERAEl marqués de Rolagh sabe muy bien qué papel juega su esposa en su vida. Ella es el pequeño y afilado bisturí con el que seccionará la carótida de su más encarnizado enemigo, e PROMETÍ DESTRUIRTE, AMOR¿Es posible ordenarle al corazón que deje de sentir? ¿Prohibirle enamorarse? ¿Negarle el deseo de ser correspondido? Se puede intentar acallar la pasión, el ansia, incluso el p TÚ TAN HIGHLANDER Y YO DE CHANELÉrase una vez… No, así no. En una decisión trascendental… Tampoco, nena. Salí por patas… Para ser de letras, esto lo empiezas fatal. A ver, Natalia, céntrate. He dejado en stan