E. S. PASCUAL : EL ESLABÓN DE LOS NONATOS
No solía detenerse en el salón. Al salir del baño, tomaba el frugal desayuno en la cocina, donde se lo servía Harold —costumbre que había adquirido durante su estancia en los Estados Unidos—. Pero aquella mañana, al penetrar en el salón, levantó la bocamanga de su chaqueta con el índice y el pulgar, para ver la esfera de su reloj, comprobó que era demasiado temprano y que todavía tenía tiempo antes de ir al hospital. Fue entonces cuando vio el montón de periódicos que Harold dejaba invariablemente sobre la mesita, no lejos del piano, y que solía retirar cada domingo, para dejar que de nuevo se acumulasen durante la siguiente semana.
ABIOGÉNESIS
Dan Cole abandonó la cabina-biblioteca, dejando el libro en la estantería. Suspiró, encendió un cigarrillo y salió luego al pasillo; al comprobar que la puerta de la cabina de
EL ESLABÓN DE LOS NONATOS
No solía detenerse en el salón. Al salir del baño, tomaba el frugal desayuno en la cocina, donde se lo servía Harold —costumbre que había adquirido durante su estancia en los E
UN MARCIANO LLEGA A BROOKLYN
En realidad, soy una criatura tranquila, un marciano pacífico que se ha mantenido apartado, dentro de lo posible, de esa corriente que empuja a nuestros jóvenes «dextros» a vag