Nadie puede negar que cocinar es un arte, un aprendizaje constante y hay que ser muy perseverante y estricto, pero cuando esta técnica se entrelaza con los sentimientos y la pasión, los resultados son una verdadera poesía de amor. “Se debe poner devoción en la comida para que el resultado alimente el alma de los comensales” este es el lema de los protagonistas; él es un reconocido Chef que ha tocado la cima en su carrera. Un hombre recto, que no se permite errores y para ello no confía en nadie que no sea él mismo. Ella, en los inicios de esta profesión, pero con capacidades y aptitudes innegables, talento le dirían algunos, sus ojos estaban puestos en la meta: Triunfar con su propio restaurante y ser reconocida en el medio. En ese caminar, es contratada para trabajar como Chef de línea en un prestigioso restaurante en el corazón de la ciudad. Una oportunidad, un lugar en la cocina, un pedestal mas cerca de su finalidad. Llevaba solo días trabajando cuando es llamada al comedor por uno de los comensales, extraño por decir lo menos. En la mesa, la esperaba un hombre crítico, un sabelotodo, sí, no se podía negar lo guapo que era, un macho alfa, pero su carácter altanero opacaba sus cualidades físicas. Ella era solo creatividad, luz, revolución, una hermosa mente libre, pero un alma difícil de domar. Una mezcla nada liviana a la hora de debatir. Ella tenía convicción y las defendería. Maravilloso cuando no se trata de tu Jefe, así es, el tipo alto y compuesto era su jefe… Desde aquí, la historia se llena de situaciones inesperadas… reveses y enredos. El amor no pide permisos. Y lo que serán oportunidades para unos, significaran traiciones para otros. Como en la vida misma, una historia de romance llena de altibajos, dulzura, pasión, amargura y dolor. Una novela romántica que promete cautivarte y convencerte de que: No hay receta para el amor.