«Un romance absolutamente delicioso, ideal para ser devorado» Un chillido quebró la oscuridad. Corrí en dirección a los gritos y me encontré a una mujer medio desnuda, rogando ser salvada. Sin ningún sitio al que ir, acabó en mi sofá, como una verdadera versión erótica de la Bella Durmiente… por la mañana había desaparecido. Quería conocer su historia y saber por qué casi muero por ella. Por mucho que el tiempo pasase, no podía dejar de pensar en ella. Así que imaginad mi sorpresa cuando la vi aparecer en la propiedad de mi familia como empleada del servicio. Ella me había olvidado… pero yo nunca podría olvidarla. Su exuberante belleza se había convertido en una dulce y pecaminosa obsesión… un anhelo intenso que no podía rechazar. Valdría la pena luchar solo por probar esa dulce sonrisa… el único pero, es que Theadora nunca podría ser cosa de una sola noche… como pronto descubriría. THEA Al principio, no podía entender por qué no me quitaba el ojo de encima. La forma en que su mirada atrapó la mía trascendiendo más allá de la casualidad, me robo el aliento. Sus ojos azul océano me siguieron, haciendo que la bandeja se tambaleara en mis manos. Cuando me incliné para servirle, su colonia me recorrió como una droga poderosa, provocando todo tipo de emociones. Hasta el momento había podido memorizar partituras de piano desde los diez años, estando a su lado apenas podía recordar mi nombre. Más tarde me pidió que trabajara para él, en su casa y allí descubriría algunas cosas que desconocía. Pero, ¿podría alguien como yo satisfacer todas sus necesidades? y… ¿sobreviviría a este viaje salvaje, dada su complicada vida? O… ¿Era todo esto una tonta fantasía infantil? Las mujeres tan patosas como yo, normalmente no acaban con multimillonarios calentorros y sexys… ¿Verdad?