Mister Maxwell N. Sirand, el conocido millonario de Boston, dejó sobre la mesa de su despacho las fotografías que con ayuda de una potente lupa había estado observando, y se retrepó en el sillón donde estaba sentado. Quitóse en silencio las gafas después, y se dedicó pensativo a limpiar sus cristales. 'Pueden ser platillos volantes' dijo de repente sin mirar a la pareja de periodistas que tenía ante sí, acomodados en sendos butacones de cuero...
ACCIÓN INAUDITAJane Nickman y Gerald H. Bruce, respectivamente, habían adoptado las personalidades de capitán Yhakotri, de la Segunda División Femenina de la Muerte, y de capitán Sihteku, del BOLAS BLANCAS DE YEREBLUMister Maxwell N. Sirand, el conocido millonario de Boston, dejó sobre la mesa de su despacho las fotografías que con ayuda de una potente lupa había estado observando, y se re GAN-XLa ventisca barría con furia la desolada blancura helada del Polo. El viento ululaba, la nieve caía y el suelo brillaba con los cegadores reflejos que le arrancaba a trechos el LA MUERTE FLOTA EN EL VACÍOCuando la pantalla del televisor se apagó de improviso, justamente cuando el segundo proyectil se deshizo en el vacío, George Prone, sobresaltado al comprobar que la aguja del NIEBLA ALUCINANTESí, sí... Todo ha empezado hace diez minutos escasos. Ha sido como un sueño. Como un sueño raro. Por lo menos, se lo aseguro a ustedes, achacándolo a sueño es como únicamente m PASARON DE LA LUNAPor la asfaltada carretera que parte en dos el reseco terreno del Desierto Pintado, en los aledaños del Estado de Arizona, un camión de gran tonelaje, con los faros encendidos, SIN NOTICIAS DE URANOLas garras de la noche, enguantadas en un negro adusto, sin el menor adorno de destellos verdosos en aquella región, tenían aprisionada a la redonda casita del Valle de las Pla SITUACIÓN DESESPERADAAterradora sensación, aplastante, de lejanía. Calma imponente, helada, inconcebible. Inconmensurable espacio vacío, hueco, carente de todo. Impalpable bloque de nada. Monótona