A partir de Hounslow y en el centro de una tenaza que, a ambos lados, extiende el Gran Londres, existe una depresión de terreno, que mansamente sigue la carretera que, dirigiéndose hacia Staines Egham, deja entre estas ciudades y Last Bedford una amplia zona en la que, en aquellos momentos, como en la mayor parte del año, flotaba una niebla de una intensidad poco conocida por los londinenses.
AGENTE FEMENINOA partir de Hounslow y en el centro de una tenaza que, a ambos lados, extiende el Gran Londres, existe una depresión de terreno, que mansamente sigue la carretera que, dirigién ASALTO AL HELIEXPRESOPadecía hambre y frío.Es triste que un hombre tenga que padecer, en una ciudad enorme, cuando piensa que, en otros tiempos, defendió a los que ahora pasan a su lado, a los que ASESINATO, SERVICIO GARANTIZADORICHARD oprimió la palanca, haciendo descender un poco más el helirreactor. Los rotores cortaban alegremente el aire de la mañana, y bajo el aparato a uno y otro lado de la car ASESINO TELÉPATANUNCA pudo saber cómo llegó «aquello» hasta él. Mucho después, cuando Intentaba encontrar en su mente los recuerdos que debían lógicamente haber quedado, no halló nada, como si ASESINOS EN LA TORRECANAL Once en emisión! Era la voz del coordinador que sonó en el minúsculo dictáfono, sobre el despacho de Thomas Springer. Y, al mismo tiempo, el primero de los aparatos de te BANDA DE TELÉPATASEL vehículo de delante estaba conducido por la propia mujer. El de detrás, un «Mercury» enorme, llevaba a los seis hombres, contando al conductor. Procedían de la parte alta de CÁDAVERES INCOMPLETOSNo le había sido posible, por muchos esfuerzos que hizo, conciliar el sueño aquella noche que le pareció ser la más larga de toda su vida. Observaba cómo sus compañeros dormían CANALES DE SANGREHacia solamente cinco años que los hombres llegaron a Marte y sus huellas apenas si cubrían una parte pequeñísima del planeta. Verdad era que al final de aquella ruta se elevab EL FIN DEL MUNDOFue como un aviso que me prevenía de lo que podía esperar a los hombres y a cuanto estos habían hecho en el curso de los milenios que habían pasado en la Tierra. Porque, a pesa EL IMPERIO DE LA MUERTESHATO NUGUMI bebió un nuevo sorbo de té de la minúscula taza que tenía ante él; posándola sobre la mesita de cortas patas, se volvió hacía sus otros dos acompañantes.—Créame, s EL SECRETO DEL CIRCO ESPACIAL«Lewis había retrocedido y, con los ojos desmesuradamente abiertos, miraba espantado la escena.Transcurrieron un par de minutos antes de que el hilo empezase de nuevo a enrosca EMISIÓN DE MUERTEEl Traductor no tardó más de minuto y medio en «vomitar» una hoja con todos los datos que la máquina había «escrito» en su lenguaje de agujeros. Y Lucien, con la traducción en FÁBRICA DE ASESINOSLo lamentable —dijo Leo, entre dientes, sin volverse— es que no haya sido Raph el muerto. Estaba frente al espejo, anudándose la corbata negra con gestos precisos, mirándose al FUEGO MORTALDesde la caja de cristal que constituía su despacho, dominando el resto del almacén. Robert Warren podía obtener una amplia y completa visión de los doscientos metros cuadrados GARRAS INVISIBLESEchando una ojeada al reloj que había sobre la mesilla de noche, Nora Mac Lean se dijo que podía dejar dormir a su esposo una docena de minutos más antes de despertarle, con ti HUELLAS SOBRE LA ARENALUCIE se mordisqueó los labios, mirando nerviosamente a su alrededor. El miedo al aburrimiento la invadió y se sintió triste y enfurecida a la vez. Sin embargo, todo era a su a LA BANDA DE LOS NICTÁLOPESNUNCA hubiera creído que el Consejo Mundial conmutase su pena. Con el habano en la boca, Callowan' miraba, a través del “coplick” transparente del helicoche, las planas tierras LA BANDA DEL CEREBRODesde el pasillo, junto a la puerta de la celda, el guardián oía el murmullo apagado de las palabras del abogado Johasson. Era un murmullo tenue, apenas perceptible, pero que p LADRONES DE TUMBASEn aquel cielo no había luna. Eso es Venus. Y para Fedor, aquella noche, la oscuridad no representaba más que otra noche. Lo de siempre: vigilancia, paseo de un lado para otro, PIRATAS SUBMARINOSNO pudiendo reprimir su alegría, Bob apretaba el acelerador de su coche monorreactor, a la vez que miraba pasar el paisaje a una velocidad aterradora. La euforia le salía por t PRIMERA MISIÓNDONALD CALLOWAN tuvo conocimiento desde el mismo instante en que el poderoso vehículo penetró en los jardines que rodeaban la parte anterior del monumental edificio de la Spaci PRUEBA DE SANGRESe había detenido, definitivamente, bajo el falso día de los reflectores, y su audaz silueta se erguía ahora, monumental y aerodinámica, sobre el suelo de la pista. Era la astr RAPTORES ESPACIALESEL hombre encendió la pipa e inclinado sobre su mesa de trabajo, tornó a repetir los cálculos, seguro de que había cometido algún error. En las otras mesas, todas ellas repleta SEGURO DE MUERTEALAN NORTON, detective de turno en la Central Marciana de Policía, bebió un poco de café, cómodamente arrellanado en su sillón lanzando después una distraída mirada al gran pla SINDICATO DE BANDIDOSLos motores de los orugas se pusieron en marcha haciendo surgir, en el silencio que reinaba entonces, un rumor apagado, suave, Quedo, como un susurro apenas perceptible…Estaban SINFONÍA EN LÜGER SOSTENIDODe verdad que no vas a venir conmigo a Washington? Carlo sonrió, pero su sonrisa no tenía nada que ver con la pregunta que le había hecho Doe. Éste, frunciendo el ceño, echó un TELA DE ARAÑASe vio saliendo de aquella sucursal urbana del banco, con un maletín en una mano y una pistola en la otra: el maletín contenía ochenta mil créditos. La pistola once balas, que TONGO, CIUDAD PODRIDADejó que el sudor corriese libremente por su rostro y descendiese, en regatas sinuosas, por su cuello. Le era igual. Su buena prestancia del principio había desaparecido por co TRAFICANTES CÓSMICOSCUANDO el coche del jefe de la SIP se detuvo en el patio de la Penitenciaría del Estado de California, había otro vehículo allí: un Cadillac último modelo, color azul eléctrico VOLUNTARIO PARA MORIREl muchacho abandonó la sala de rayos X, precedido del doctor Sullivan que, con la cabeza inclinada sobre el pecho y el entrecejo fruncido, caminaba hacia la salida del amplio