LUCILLE FLETCHER : A STAMFORD, OCHENTA DÓLARES
Ochenta dólares era un precio exorbitante para un trayecto corto, pero la pasajera era joven y atractiva, y el precio podría encubrir un enredo sentimental, un juego de mitómana, una aventura cualquiera. O hasta un asesinato. Por ochenta dólares, David Marks caerá en una trampa —una trampa minuciosamente tendida, ajustada hasta en sus mínimos detalles, diabólica en su concepción— y se convertirá, para cualquier jurado, en el “asesino de Stamford”. Y, realmente, tenía motivos para serlo. Y había jurado que mataría a aquel hombre.
A STAMFORD, OCHENTA DÓLARES
Ochenta dólares era un precio exorbitante para un trayecto corto, pero la pasajera era joven y atractiva, y el precio podría encubrir un enredo sentimental, un juego de mitóman