A la comisaria Viviane Lancier no le interesa para nada la poesía, pero se ve obligada a apasionarse por Baudelaire: un soneto tórrido presuntamente escrito por el poeta será el causante de que un asesino múltiple envíe a la morgue a todos los que se interesen por él. Con la ayuda de su ingenuo teniente, Monot, la comisaria se sumerge en una investigación donde los muertos parecen burlarse de los vivos, e incluso de sus fantasmas.