El repaso de la vida amorosa de una bellísima mujer es a la vez su reencuentro con sus propias debilidades. La bellísima Fanny Skeffington lleva años sin acordarse de su ex marido. Pero, a punto de cumplir los 50 y, recuperándose de una grave enfermedad, comienza a evocarlo con involuntaria existencia. La imagen vaga de su antiguo esposo se alterna con la de muchos de sus amantes, con quienes vuelve a encontrarse. Estos caballeros son la viva imagen del tiempo que pasa y a nadie perdona, ni siquiera a Fanny. Es a través de su decadencia que Fanny asume por fin sus propias arrugas y comprende que tendrá que empezar a negociar con el mundo sin poder ya utilizar su belleza como moneda de cambio. Luego, de repente, un fantasma vuelve del pasado: es Mr. Skeffington, más pobre, más viejo y... completamente ciego. Renace así una relación peculiar donde se revela el aspecto más generoso y humano de Fanny.
ABRIL ENCANTADO«Para aquellos que aprecian las glicinias y el sol. Se alquila pequeño castillo medieval italiano durante el mes de abril». Un lugar encantador adonde acudirán cuatro mujeres i AMOREl amor no tiene edad... pero ¿y si una viuda (Catherine) y un joven mucho menor que ella (Christopher) comienzan una intensa relación? Entonces es cuando el entorno social des EL SEÑOR SKEFFINGTONEl repaso de la vida amorosa de una bellísima mujer es a la vez su reencuentro con sus propias debilidades. La bellísima Fanny Skeffington lleva años sin acordarse de su ex mar ELIZABETH Y SU JARDÍN ALEMÁNPublicado en 1898 de forma anónima por Elisabeth Von Arnim, Elizabeth y su jardín alemán relata, a modo de diario, el transcurso de las estaciones en las plantas, las flores y TODOS LOS PERROS DE MI VIDAQuizá parezca extravagante y un tanto snob contar la propia vida utilizando como pretexto los perros que nos han acompañado, pero Elizabeth von Arnim sabía muy bien que 'cuando VERALa joven e inocente Lucy Entwhistle acaba de perder a su padre —hasta el momento, su única compañía— cuando conoce por casualidad al viudo Everard Wemyss. Maduro, atento y caba