A mediados de julio de 2015 tres periodistas españoles cruzan la frontera de Turquía en dirección a Siria. Es el tercer viaje a la zona de Antonio Pampliega, que tiene la sensación de que esta vez algo no va como siempre. De improviso, una furgoneta les corta el paso. Del interior salen seis hombres armados que les sacan a gritos del coche en el que viajan. Su contacto en la zona, pronto resulta evidente, les ha traicionado. Desde ese momento y hasta la liberación de los tres periodistas transcurren diez meses. Casi 300 días de encierro de los que Antonio Pampliega se lleva la peor parte, porque desde octubre de 2015 y hasta el día en que por fin sale libre, el 7 de mayo de 2016, sus secuestradores, la rama de Al Qaeda en Siria, le mantienen en aislamiento, creyéndole un espía, en medio de golpes, humillaciones y amenazas. En este libro por primera vez un periodista español narra un secuestro en Siria. Sin nadie con quien compartir la angustia de la situación, Antonio Pampliega trató en esos meses de mantener viva la esperanza escribiendo -y memorizando- un diario en el que reza día y noche porque sus compañeros sigan con vida y por salir algún día de su encierro. En el que trata de dar voz a los que, como él, han podido contarlo. Y también a los que no.
AFGANISTÁNLa narración del día a día de los olvidados protagonistas de esta colosal tragedia. En una de las esquinas más bulliciosas de Kabul existe un lugar mágico, impregnado del olor EN LA OSCURIDADA mediados de julio de 2015 tres periodistas españoles cruzan la frontera de Turquía en dirección a Siria. Es el tercer viaje a la zona de Antonio Pampliega, que tiene la sensa FLORES PARA ARIANAAriana acaba de cumplir catorce años, pero no tiene muchos motivos para celebrarlo. La suya, como la de otros miles de niñas de su Kabul natal, es una historia de infancia roba LAS TRINCHERAS DE LA ESPERANZAAfganistán, 1990. El régimen pro soviético de Najibulá parece dar sus últimos estertores tras más de una década de guerra contra los muyahidines. El país, sin saberlo, está abo