Al llegar a los cuarenta años, Alba hace balance de su vida. Considera que está toda hecha añicos e inicia un viaje de autoconocimiento, rememorando un año sabático con sus compañeros de estudios por las tierras altas de Escocia a la búsqueda de la libertad. Esta lucha constante con sus miedos, su soledad, su pasado... le servirá para rehacer su identidad con la inestimable ayuda de los caballos, por los cuales siempre sintió devoción. Enseñada por dos mujeres que atesoraban la tradición celta, los animales le mostraron el camino de regreso hacia sí misma. Mujeres que aman a sus caballos* es un canto a la concordia, la unidad con el universo y la armonía con la naturaleza. Cabe destacar la ambientación en Escocia: sus brumas y su magia, sus leyendas celtas, algunas de las cuales aparecen aquí narradas, dando un contrapunto de misterio y mito, donde se juntan realidad y fantasía en un vapor que parece descubrir la esencia de las cosas