La gente cree que la vida son los grandes momentos, él también lo creía, pero ahora sabe la verdad. Un instante puede cambiarlo todo, una mirada basta para destrozar tu mundo entero y hacer que te replantees cada pequeña parte de tu vida y de ti mismo. Solo hay dos cosas que se pueden hacer en esa situación, ignorarlo y tratar de seguir adelante o luchar arriesgándote a perderlo todo. Evan Su vida era clara, fácil y sencilla como él. Tenía los mismos amigos desde siempre y dividía su tiempo entre ellos, su familia y salir a divertirse. No tenía aspiraciones ni las necesitaba, todo era perfecto tal y como era. Así que cuando conoció a un extraño que claramente trataba de ligar con él no tuvo ningún problema en rechazar la invitación. Era heterosexual y nada de lo que él pudiera ofrecerle le interesaba. ¿O puede que sí? No, seguro que no. Mierda, ¿Dónde quedo su vida perfecta desde que conoció a Shaun? Shaun Estaba acostumbrado a luchar por lo que quería, a trabajar sin descanso y soñar a lo grande. Sabía lo que quería y estaba seguro de sí mismo hasta que conoció a un idiota muy borde una noche cualquiera y se atrevió a decir que él era gay. ¿Gay? ¿Él? No, nunca lo interesaron los hombres… hasta ese momento. Desde que conocía Shaun, en momentos como ese le daba la sensación de que poseía algún tipo de magia. Alguna capacidad especial para que lo demás desaparecieran y él fuera todo lo que podía distinguir. En ocasiones, como ahora, lo único que tenía importancia era ese instante en que sus ojos estaban sobre él y su mirada era tan potente que podía sentirla de una forma casi física.