Ahora todo lo malo queda atrás: los errores, las confusiones y los malentendidos. Ya no tengo que esconderme, no quiero hacerlo más. Esta chica significa un mundo para mí, no hay otra igual; pero describirla como ‘única’ sería quedarse corto, muy corto. Y, si todo se hubiera ido al traste, tengo más claro que nunca que no habría vivido en absoluto lo que es la vida. Ya me resigné a tenerla una vez al año, aunque fuera en brazos de otro, mientras yo tiraba de otra que ni me iba ni me venía. Todavía, hoy por hoy, no consigo despojarme de la rabia y los celos de aquel momento, de aquel día en que vi cómo otro la tocaba. Ocurrió por mi culpa, yo decidí que fuera así y lo hice por los dos: es algo de lo que siempre me arrepentiré. Esa noche marcó un antes y un después en nosotros, pero sobre todo en mí.