Dan Brolley poseía una espléndida casa a una milla de la ciudad de Groney City, en el distrito más residencial. El jardín era amplio, extenso, muy arbolado, rodeado por una alta verja. Un largo sendero de grava llevaba desde la puerta de hierro hasta la entrada de la casa. Más allá, la piscina y el campo de tenis. En la fachada, grandes ventanales y amplísimas terrazas. No parecía faltar nada.
A GRITOS ME PEDIRÁS MORIR—La vida acabará siendo un tormento para ti. A gritos me pedirás morir.Pero Davina jamás le pidió eso a su marido. Sin embargo, en más de una ocasión había de decir:—Esto no ac AGÓNICA DESESPERACIÓNDesde el jardín había conseguido abrir el ventanal y colarse en el lujoso despacho-biblioteca. Era un viejo zorro para tales menesteres.Ahora tenía ya entre sus ojos, bajo el f ATRAPADA POR LA LOCURASe disponía a telefonear a una rubia curvilínea, con la que pasaba de vez en cuando muy buenos ratos. Pero Stanley Duffy, joven, muy alto, ancho de tórax, no llegó a marcar los BESANDO A LA MUERTEEntre la espesa y densa niebla que a menudo se cernía sobre la localidad de Middlentton, la novia vestida de blanco había llegado a convertirse en una visión sobrecogedora. Sob BRINDO POR TI, MUERTELa abuela está muerta, y su cuerpo se está descomponiendo, pudriéndose… Aun así, la abuela, la otra noche, se incorporó dentro del ataúd… CEPO MORTALA todos se les puso la carne de gallina, cuando recibieron la noticia de que Paul Moore había fallecido. O mejor dicho, cuando recibieron la notificación del notario, en la que CUANDO LA SANGRE AHOGAAún tenía a salvo la yugular, de eso que siguiera viviendo. ¿Acaso era lo que su asesino pretendía, que se dilatara su agonía en medio de aquel afluir aparatoso de sangre? Posi CUANDO LOS MUERTOS NO MUERENDouglas Pooland y Charles Sontreux se hicieron amigos en Oxford. De la misma edad e idénticos gustos, todo fue siempre sincera camaradería y leal amistad entre ellos. Pero los DEL SUELO BROTABA LA MUERTEPero cuando llegaron a la cuna del niño…Cientos y cientos de ratas la habían invadido, y se habían lanzado, voraces y roedoras, sobre la indefensa criatura. Una criatura que ya DESPUÉS DE LA AUTOPSIASe había quedado tan pálido, tan lívido, que cualquiera hubiera creído que acababa de morir. Pero Patrick Plarisse aún vivía, de ello que entreabriera los ojos y murmurara: —Hi DESPUÉS DEL HORRORPodía pagarse dinero por no vivir en Wes-Westley, una localidad oscura, lúgubre, casi tenebrosa, situada junto a la costa del norte de Inglaterra.Sin embargo, Jack Randell habí DOMINADAS POR EL PÁNICOEl conductor del autocar les dijo que tardaría unos diez minutos en arreglar la avería del motor, y Stefanie decidió apearse y estirar un poco las piernas. Los otros pasajeros, EL ASESINO DE MUCHACHAS NEGRASERA aquélla una pulsera de brillantes valorada en más de un millón de dólares. El famoso industrial William Barner la había adquirido para su hija Pamela. Pero la valiosa pulse EL ASESINO RÍE A CARCAJADASDan Brolley poseía una espléndida casa a una milla de la ciudad de Groney City, en el distrito más residencial. El jardín era amplio, extenso, muy arbolado, rodeado por una alt EL CASTILLO DE LOS JOROBADOSLa abertura daba entrada a un pequeño sótano, hacia donde, en aquel momento, se filtraban los dos últimos rayos de sol. De un sol que se perdía en medio de un ocaso rojo, viole EL DIABÓLICO DOCTOR ZAROFFDe todos modos, la muchacha vio perfectamente la pierna que surgió de entre los árboles. Una pierna enorme, descomunal… Sólo podía corresponder a un auténtico gigante… ¡Tenía v EL FUEGO QUEMÓ SU CEREBROAntes de darle la marcha al coche, Montgomery Finters echó una mirada a su casa. Y fue una mirada que en aquellos momentos hubiera querido tener el poder de destruir… ¡Malditas EL HOMBRE DE LAS DOS CABEZASCon la lengua pegada al paladar, Jessica esperó a que apareciera por aquella puerta abierta de par en par el hijo de la señora Anderson. ¿Qué defecto físico se esperaba…? ¿Quiz EL INFIERNO LES TRAGÓEntonces apareció un bisturí. Un brillante y afiladísimo bisturí, que suplantó a la pistola automática, con silenciador, en aquella mano asesina.Apareció, también, un pequeño s EL JARDÍN ENDEMONIADOSe habían internado en la selva, siguiendo la ruta trazada, hasta alcanzar el río. Lugar este en que los componentes de la expedición decidieron dar por finalizada su arriesgad EL PRECIO DEL MIEDOSabía bucear muy bien, y lo demostró profundizando varios metros con facilidad.De pronto, Lucille vio a aquel hombre, al que antes viera zambullirse en el mar. El agua, en aque EL SINIESTRO ASESINO SOY YOLex Reeves detuvo su descapotable, se apeó, y con largas y elásticas zancadas entró a tomar una cerveza en el parador de la carretera. Tendría unos veintisiete años, una figura EL TESORO DIABÓLICO«Apreciado amigo:Estoy tan asustado por las extrañas circunstancias que me rodean, que no sé ciertamente cómo reaccionar.Tú siempre has sido muy distinto a mí, desenvuelto, dec EN EL UMBRAL DEL AVERNOEstaba en aquellos instantes bajo las ramas de un árbol, y el tupido follaje peinaba su cabeza. Acababa de sentir un extraño roce. Aunque podía tratarse de las hojas, no era es EN LAS GARRAS DEL TERRORRosemary no pudo contener su espanto al ver que aparecía una larguísima y enorme serpiente ante la puerta por la que ella pretendía salir de aquella casa de campo. Una serpient ENLOQUECIDOS POR EL TERROR¡Pero qué horripilante y dantesco resultaba aquel espectáculo! ¡Qué pavoroso…!Sobre una mesa de operaciones, cerca de un armario de metal y cristal donde se veía instrumental m ESCALOFRÍOS DE MUERTECuando la puerta quedó abierta, el espectáculo que se presentó ante sus ojos resultó tan horripilante, tan aterrador, que unos y otros necesitaron hacer un esfuerzo infrahumano GRITOS PAVOROSOS EN LA NOCHEDe aquel centro psiquiátrico —antes llamado por todos el manicomio de San Patricio—, se habían escapado tres enfermos. —Son peligrosos —había dicho el director—. Hay que avisar HABLABA DESDE EL MÁS ALLÁSe estaba muriendo, y todos lo sabían, incluso la propia interesada. Daba pena mirarla. Pálida, delgada, aún joven. Intentaba sonreír para no entristecer demasiado a los que se HORROR A LA VISTAUna sensación de miedo, de pánico, planeaba como un siniestro cuervo en el ánimo de lord Wanley. Era una angustiosa sensación, que no podía evitar desde que Elisabeth, su única HORROR EN EL CUARTO OSCUROLa oscuridad era intensa, cerrada. El cielo se hallaba encapotado. Había empezado a llover.La silueta del caserón se perdía entre aquellas intensas sombras, sobre la leve colin JUNTO AL PAVOROSO CEMENTERIOLucille Farren se había enamorado de aquel hombre y se había casado con él. No se había detenido a considerar si hacía bien o mal. Lucille Farren era fina, delicada, parecía un LA ARMADURA DE LORD WEEYEl fuerte viento zarandeaba con furia, casi con rabia, las ramas de los árboles a ambos lados de la carretera. El coche, con Clark Murray en su interior, torció a la derecha po LA CALAVERA VIVIENTE—No sé decirle más, pero la verdad es que me encuentro muy asustada.—Asustada, ¿de qué? Concréteme.—Ya se lo he dicho. De ellos tres, o tal vez sólo de uno de ellos, no sabría LA CASA DE LAS CABEZAS CORTADASQuienes visitaban la localidad de Marnesstton solían reparar en la casa donde residía la alta, seca y excéntrica Meredith Porley. Era una casa espléndida, magnífica, que cierta LA DANZA DE LOS ESQUELETOSEn el bar Moon Flood se reunían todas las prostitutas de la pequeña localidad de Bannonwell. Era aquél un local bastante espacioso, con una amplia barra y mesitas por los lados LA GUADAÑA DE LA MUERTE¿Qué sensación debe experimentar una persona que sin pensarlo asoma su cabeza en un nido de avispas? Sin duda va a ser atacada de un momento a otro... ¿Qué debe sentir quien de LA MANSIÓN DE LAS SERPIENTESLa vía férrea pasaba a pocos metros de la arena de la playa. Desde allí podía oírse perfectamente el rumor de las olas. Cerca estaba Mandristton, con sus pocos habitantes y su LA MANSIÓN DE LOS LOCOS—Bisturí —dijo el doctor. La enfermera se apresuró a ofrecérselo. El paciente acababa de ser anestesiado. Se hallaba sobre la mesa de operaciones cubierto con una sábana hasta LA MUERTE AFILA SUS DIENTES—Digo, que uno a uno iré matándolos, exterminándolos. Sí, detesto, aborrezco, odio desesperadamente a los hombres que me aman… Ellos, los que decían amarme, han condenado a mis LA MUERTE ANDA SOLALa actuación del ventrílocuo Lionel Waggett estaba causando la más viva admiración. En la lujosa sala de fiestas todos se hallaban pendientes de él. Lionel Waggett y su muñeco, LA MUERTE PREGUNTA POR TICerró los ojos. Quiso por un instante imaginarse el gozoso, sublime e inenarrable placer que sentiría si fuera verdugo. Si estuviera alzando el hacha en el aire presto a descar LA MUERTE REGALÓ CINCO LLAVESFinalmente, la soga le alcanzó el cuello y se ciñó en torno a su yugular.Arlene chilló de nuevo, esta vez dando una sacudida tan violenta que estuvo a punto de volcar el sillón LA MUERTE RÍE EN EL QUIRÓFANOSabía que aquel trozo de metralla estaba alojado cerca de su corazón. Tan cerca que un mínimo desplazamiento podía ocasionarle la muerte. Sin embargo, aquel trozo de metralla n LA MUERTE SABÍA SU OFICIONunca le había gustado vivir con su tío. Tal vez porque la casa en que residía, en las afueras de Rossenward, siempre le había desagradado. Demasiado grande. Demasiado fría e i LA MUERTE SE MIRA AL ESPEJOEl viejo doctor Woodyn vio la lancha motora muy cerca de la rocosa costa, pero ni por casualidad se le ocurrió pensar que aquellos tres hombres pudieran estar esperándole a él. LA MUERTE TIENE OCHO BRAZOSSegún otros, la condesa vio que su marido sospechaba algo y de forma precipitada decidió huir, llevándose la joya puesta. Anduvo a lo largo del acantilado, rocoso, indómito, br LA MUERTE TIENE OJOSA aquel jovencito le gustaba pescar en el riachuelo, y solía acudir allí, a su florida orilla, todos los días festivos. Tenía que ir a través del bosque, pero se sabía de memor LA SOMBRA ENLUTADALe dieron tentaciones de levantarse y de ir a despertar a Natalie. Pero no, no lo hizo. La pobre bastante tenía con sus auténticas preocupaciones, para que ella fuera a inquiet LAMENTARÁS HABER NACIDO¡Maldito cuadro! ¡Una y mil veces maldito...! Desde que lo había pintado su existencia era una angustia continua, una zozobra ininterrumpida, un jadeo incontenible. Hasta el ai LOS CRÍMENES DE LA CALAVERALa niebla se arrastraba hecha jirones junto a las tumbas, junto a las cruces, junto a las lápidas. El silencio del cementerio era total, absoluto. Parecía como si aquellos muer LOS MUERTOS GRITAN DE ESPANTO—Tengo miedo a morir asesinada —le tembló la voz—. Mucho miedo… Esto me hace vivir con el alma en un hilo…—¿A morir asesinada? —Richard no pudo tomárselo en serio—. Pero ¿quién LOS MUERTOS QUIEREN VIVIRAQUEL sótano estaba lleno de telarañas. Y allí, colgada por las muñecas, una muchacha rubia, medio desnuda, desorbitaba los ojos de pavor ante el final inapelable que le espera MÁS HORRIBLE CADA VEZ«Era agradable internarse en el bosque de Allen Rood, sentarse junto a un árbol, bajo su protectora sombra, apoyar la espalda en su grueso tronco y escribir versos. Así al meno ME ESCAPÉ DEL INFIERNOPrimeros de diciembre de 1968. La noche era negra, tenebrosa, y el viento silbaba inquietante y amenazador a través de los desnudos árboles que bordeaban la carretera. Una carr ME PARECE QUE HE MUERTOSe despertó, viendo que se hallaba en el camarote de un trasatlántico. Pero a pesar de haberse despertado, Jennifer experimentó la profunda, hiriente y espeluznante sensación d NOCHE DE ESPANTOResultaba evidente que uno de los presentes había cometido aquel crimen. Porque era un crimen ¡o algo muy parecido, o quizá aún algo peor! Pero ninguno de los presentes tenía l NOCHE DE HORROR Y MUERTELa muchacha había sacudido la cabeza. No recordaba nada. Ni de dónde venía. Ni adónde iba. Ni siquiera quién era ella. ¿Qué hacía en aquel coche que se había estrellado contra REIRÉ EN MI FUNERALAquel muchacho llevaba una gorra calada hasta las orejas. Sus manos sujetaban el volante de la camioneta con firmeza, con seguridad. Por lo menos estuvo seguro de sí mismo y de ROSAS DE SANGRESe abrió la puerta de la pequeña casa de planta baja y apareció el sillón de ruedas. La joven paralítica, de mirada oscura, fría, inanimada, impulsó las ruedas. El sillón fue h SANATORIO DE HORRORESEl director del News of the Day le había dado instrucciones bien concretas. —Vaya a Woottlan, visite el sanatorio psiquiátrico y escríbame unos buenos artículos de esos tres lo SE BAÑABA EN SANGRELa noche estaba muy oscura y Rebecca sintió miedo. Pero era una prostituta. No era otra cosa. Tenía que salir a la calle a buscar clientes. Respiró hondo y se adelantó hacia el SOY YO, LA MUERTECornelia Russell acababa de regresar a su casa, de planta baja y un piso, situada al pie mismo de la carretera. Se hallaba a unos seis kilómetros de la pequeña localidad de Mon SUS VÍCTIMAS MORÍAN DE HORRORLa mansión de Steel-Laines se perdía entre la niebla, aquel atardecer del mes de febrero de 1945. Sobre la inhóspita colina en que fue construida cien años atrás, su silueta se TERROR EN EL ATAÚDCharlotte supo que había «muerto» cuando quiso mover los brazos sobre el embozo de la sábana y no pudo hacerlo; cuando intentó encoger las piernas y siguieron estiradas a lo la TERROR EN ESCARLATAElla estaba ya, inevitablemente, inapelablemente, en poder de su asesino. Se quedaría sin saber quién era. Sólo supo, al levantar los brazos y adelantar las manos, que llevaba UN SER HORRIBLE, MONSTRUOSOLa lujurienta selva detenía la mirada, taponaba la perspectiva. No obstante, el poblado indígena estaba cerca, a menos de dos kilómetros de aquel mal camino que los nativos con UNA INVITADA DEL MÁS ALLÁ—¡Es una bruja! ¡Hay que quemarla en la hoguera! Al oír el griterío de aquellos hombres y mujeres, habitantes de la localidad de Conwaymell, Maggie echó a correr hacia el casti VENCIDA POR EL ESPANTOVanessa McQueen bebió de un trago su cuarto whisky. Quería aturdirse y no dar importancia a lo que podía depararle el porvenir. Un porvenir que dependía de lo que el prestigios VIAJE AL INFIERNOGeraldine respiró profundamente para recuperar el dominio sobre sí misma. Luego, tras sentir que cedía el asustado martilleo de su corazón, continuó andando. En sus días libres