A. A. THOMSON : LA DULCE CICELY
Supongamos que en el delicioso pueblecito de Dymley Hollow vive una muchacha llamada Cicely Westmacott, y supongamos que un hermoso día de verano Cicely descubre que una burra de pelaje gris ha invadido su jardín. Supongamos que la muchacha persigue a la burra, en legítima defensa del jardín, y que es el animal el que acaba llevando a rastras a la dulce Cicely. Supongamos, finalmente que la burra-que por cierto se llama Bárbara- llega hasta la mismísima puerta de su propietario, el joven James Butt (Jimmy para los amigos), y que inevitablemente se produce el encuentro entre dicho joven y la repetida Cicely. Lógico es suponer que se produce el flechazo y que en adelante Jimmy no cesará de suspirar por Cicely. Pero no tan fácil de prever es que a Jimmy le salga un rival, como en efecto le sale, en la persona de Donald Mobbs, un atolondrado deportista que siempre anda manchado de grasa, con las manos llenas de bujías para automóvil y piezas de recambio. Y la rivalidad reviste caracteres graves para mayor regocijo de los lectores.  
LA DULCE CICELY
Supongamos que en el delicioso pueblecito de Dymley Hollow vive una muchacha llamada Cicely Westmacott, y supongamos que un hermoso día de verano Cicely descubre que una burra